domingo, 2 de mayo de 2010

Conózcanos mas y mejor

¿QUE SON LOS EVANGÉLICOS?
Esta es la pregunta de muchos y es una pregunta que vale. ¿Que son los evángelicos? Si Ud. me presta unos momentos, procuraré contestar ésta y otras preguntas que puedan surgir.

¿Es una nueva religión? No. Nosotros, los evángelicos no pretendemos imponer una religión nueva. Nuestro gran anhelo es presentar el "evangelio", este mensaje de amor, de paz, de gozo y de vida abundante que se encuentra en Jesucristo.

¿Son católicos, protestantes, testigos de Jehová o que? Somos simplemente cristianos. Creemos que en la Iglesia de Jesucristo, o sea el Cuerpo universal de los que son de Cristo, no hay estos "partidos religiosos". No somos de ninguna secta. Tenemos toda la fe en Cristo y así pertenecemos a El.

¿Creen en Dios? Si, ¡mucho! Creemos en un Dios vivo y verdadero, existente en tres personas. Padre, Hijo y Espíritu Santo, quienes son iguales en naturaleza, poder y gloria.

¿Creen en la virgen? Sí. Creemos en la Santísima Virgen María como madre del Señor Jesús quien concibió a su primogénito Hijo Jesucristo por obra y gracia del Espíritu Santo y que ha dejado un ejemplo de piedad, humildad, fe y obediencia a Dios. No la vemos como Mediadora sencillamente porque Dios dice, "Uno es Dios, uno también el mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús" (1 Timoteo, capítulo 2, versículo 5).

¿Creen en los santos? Sí. La Biblia dice claramente que los que tienen toda la fe en Cristo son "santos", o sea "apartados" para Dios. No es que haya perfectos en este mundo ni mucho menos. Los santos de la historia serían los primeros para decirlo. Es que la perfección de Cristo cubre al pecador que pone toda la fe en El.

¿Practican la confesión? Sí. Creemos en la confesión directa a Dios a través de Jesucristo, el único mediador y Salvador de todos los hombres. Dios y sólo Dios, puede perdonar al hombre. El es el Juez justo.

¿Comulgan los evangélicos? Celebramos lo que en la Biblia se llama "la mesa del Señor" o "la Santa Cena". Participamos en esta conmemoración con la sencillez característica de la Iglesia del primer siglo en memoria de la muerte de nuestro Salvador y en esperanza de Su segunda venida.

¿Pero son entonces de la iglesia católica apostólica romana? Somos de la Iglesia, o sea la "comunidad" de los que tienen la fe completamente en Cristo, Católica, en que esta comunidad es "universal", apostólica, en que hacemos todo lo posible para regresar al culto sincero y la fe sincera de los apóstoles, pero no nos consideramos romanos porque no lo somos.

¿Que piensan de los sacerdotes y del papa? Creemos en un sumo sacerdote, el Señor Soberano de la Iglesia que es Jesucristo, Cabeza y Fundamento único. Creemos en el único infalible vicario de Cristo: el Espíritu Santo, el cual mora en todo verdadero cristiano para consolarle, enseñarle, guiarle y librarle del error.

¿Que piensan de San Pedro? Creemos que San Pedro mismo explica mejor que nadie lo que significa lo que dijo Cristo cuando le habló de la "piedra". San Pedro dice, "cuán bueno es el Señor. A El, habéis de allegaros, como a piedra viva rechazada por los hombres, pero por Dios escogida, preciosa. Vosotros, como piedras vivas, sois edificados como casa espiritual para un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales, aceptos a Dios por Jesucristo". (1 Pedro, capítulo 2, versículo 4 y 5)

¿Que pueden ofrecerme los evangélicos? Ofrecemos aquello que tenemos; le ofrecemos aquello que predicamos: a Cristo-Jesús. El es el único que puede darle la seguridad de vida eterna.

Usted puede rechazarle o recibirle. Eso es cosa suya. Pero piense que Dios nos dice: "El que tiene al Hijo tiene la vida, el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida" (1 Juan 5:12).

Este es el mensaje maravilloso del evangelio.

viernes, 10 de julio de 2009

La gran búsqueda


Y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón. -JEREMIAS 29:13

USTED COMENZÓ la Gran Búsqueda el momento en que nació. Quizas pasaron muchos años hasta que lo comprendió, antes de que fuera evidente que estaba constantemente en busca de algo que jamás había tenido, algo que era más importan que cualquier cosa en la vida.

A veces ha tratado de olvidar la búsqueda. A veces ha intentado perderse en otra cosas para que solo le quede tiempo y pensamientos para el asunto que tiene a mano. A veces quizás hasta ha sentido que ya es libre de la necesidad de seguir buscando ese algo sin nombre. Pero siempre se ha visto envuelto de nuevo en la búsqueda. Siempre ha tenido que volver a ella.

NO ESTÁ SOLO

En los momentos mas solitarios de su vida usted ha mirado a otros hombres y mujeres y se ha preguntado si ellos también están buscando algo que no pueden describir pero saben que quieren y necesitan. Quizas al mirarlos pensó: Estas personas ya no están en la Gran Búsqueda. Han encontrado el camino.

¡No es cierto! Usted no está solo. Todas las personas están viajando con usted, porque todas están en la misma búsqueda. Todas las personas buscan la respuesta a la confusión, a la enfermedad moral, al vacío espiritual que oprime al mundo. Todos estamos clamando por orientación, por consolación, por felicidad, por paz.

Nos dicen que vivimos en la "edad de la ansiedad". Pocas veces en la historia las personas se han enfrentado a tanto temor e incertidumbre. Todos los apoyos familiares parecen haber caído derribados debajo de nosotros. Hablamos de paz pero nos confronta la guerra y el terrorismo a casa instante. Inventamos proyectos elaborados para la seguridad pero no la hemos hallado. Nos tomamos de cualquier cosa, y al momento desaparece.

Por generaciones, hemos estado corriendo como niños asustados, primero por un callejón oscuro y luego por otro. Y cada vez que esto ha pasado nos hemos dicho: Este camino es el correcto; esto nos llevará a donde queremos ir. Pero siempre hemos estado equivocados.

LA ILUSIÓN DE LA FELICIDAD

Todos reconocemos que el mundo ha cambiado de manera radical en los ultimos cien años. Estamos al tanto de su ritmo acelerado, del espíritu de revolución que está arrasando con las barreras establecidas y las tradiciones, la rapidez con la que el idioma, las modas, las costumbres, las viviendas y nuestra manera de vivir y pensar se alteran.

Nuestro mundo materialista sigue apresurado en su eterna búsqueda de la felicidad. Sin embargo, mientras más conocimiento adquirimos, menos sabiduría parecemos tener. Mientras más seguridad económica tenemos, más aburridps e inseguros nos sentimos. Mientras más disfrutamos de los placeres cotidianos, menos satisfechos y contentos estamos con la vida. Somos como un mar inquieto que lanza sus olas hacia un poco de paz aquí y un poco de placer allá pero sin hallar un lugar donde quedarnos que sea permanente y satisfactorio. Pero dentro de nosotros una pequeña voz nos sigue diciendo: No tiene porque ser así; nos hicieron para cosas mejores. Tenemos la sensación de que en algún lugar debe haber una fuente que contenga una felicidad que haga que la vida valga la pena. A veces sentimos que la hemos obtenido, solo para darnos cuenta que luego de que es evasiva y nos deja desilusionados, azolondrados, infelices y todavía buscando.

Hay dos clases de felicidad. Una nos llega cuando las circunstancias son placenteras y estamos relativamente libres de problemas. El incoveniente con esta clase de felicidad es que es fugaz, y superficial. Cuando las circunstancias cambian, y eso es inevitable, esta clase de felicidad se evapora como la neblina de la mañana en el calor del mediodía.

Pero hay otra clase de felicidad, la que todos hemos estado anhelando y buscando. Esta segunda clase de felicidad es paz y gozo internos y duraderos que sobreviven a cualquier circunstancia. Es una felicidad que perdura, no importa lo que enfrentemos. Es curioso, pero puede que aumente en la adversidad.

A la felicidad que nuestro corazón desea no la afecta ni el éxito ni el fracaso, mora muy adentro de nosotros y nos da paz y contentamiento interiores, no importa cuál sea el problema en la superficie. Es el tipo de felicidad que no necesita ningún estímulo exterior.

Esta es la felicidad que necesitamos. Esta es la felicidad por la que nuestras almas claman y buscan sin descanso.

¿Hay esperanza de obtener esta clase de felicidad? ¿Hay alguna salida de nuestro dilema? ¿Podremos hallar la paz personal?

¡Si! Pero solo si la buscamos donde la debemos buscar.

¡¡VIVIENDO EN CRISTO JESÚS!!

Fuente: El secreto de la paz personal de Billy Graham

viernes, 20 de marzo de 2009

¿Cómo podemos tener la seguridad de que iremos al cielo?

Las encuestas indican que por cada norteamericano que cree que va a ir al infierno, hay 120 que creen que van a ir al cielo.
Este optimismo se destaca en contraste total a las palabras de Cristo en Mateo 7:13-14:
Entren por la puerta estrecha. Porque es ancha la puerta y espacioso el camino que conduce a la destrucción, y muchos entran por ella. Pero estrecha es la puerta y angosto el camino que conduce a la vida, y son pocos los que la encuentran”.
Así que el cielo no es nuestro destino automático. Nadie va allí automáticamente. A menos que nuestro problema del pecado sea resuelto, hay un solo lugar al que iremos como nuestro destino automático… el infierno.
En la Biblia, Jesús dice más que nadie sobre el infierno. Mateo 10:28: “Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; más bien temed a aquel que puede hacer perecer tanto el alma como el cuerpo en el infierno.”

Mateo 13:40-42: Por tanto, así como la cizaña se recoge y se quema en el fuego, de la misma manera será en el fin del mundo. El Hijo del Hombre enviará a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que son piedra de tropiezo y a los que hacen iniquidad; y los echarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el crujir de dientes.

Marcos 9: 43-44: Y si tu mano te es ocasión de pecar, córtala; te es mejor entrar en la vida manco, que teniendo las dos manos ir al infierno, al fuego inextinguible, donde EL GUSANO DE ELLOS NO MUERE, Y EL FUEGO NO SE APAGA.

Se refiere al infierno como un lugar y lo describe en términos gráficos, incluyendo fuegos ardientes y el gusano que no muere. Cristo dice que “a los súbditos del reino se les echará afuera, a la oscuridad, donde habrá llanto y rechinar de dientes”. Mateo 8:12.
¿Es posible saber de cierto que iremos al cielo? El apóstol Juan dijo: “Les escribo estas cosas a ustedes que creen en el nombre del Hijo de Dios, para que sepan que tienen vida eterna” (1Juan 5:13).
Podemos saber con seguridad que iremos al cielo cuando muramos.
¿Tiene usted esa seguridad? Si no la tiene, por favor lea cuidadosamente el final de este texto. Puede ser lo más importante que leerá jamás. (¿Qué podría ser más importante para usted que considerar si irá al cielo o al infierno?).
Pecar es estar destituidos de las normas santas de Dios. El pecado fue lo que hizo que se terminara el paraíso del Edén. Y todos nosotros, al igual que Adán y Eva, somos pecadores. Usted es pecador. “Todos han pecado y están destituidos de la Gloria de Dios” (Romanos 3:23). El pecado nos separa de una relación con Dios.

“Pero vuestras iniquidades han hecho separación entre vosotros y vuestro Dios,
y vuestros pecados le han hecho esconder su rostro de vosotros para no escucharos.” Isaías 59:2.

Hay una gran brecha entre nosotros y Dios y nada hay que podamos hacer para atravesarla. El pecado nos engaña y nos hace pensar que lo malo es bueno y que lo bueno es malo.

“Hay camino que al hombre le parece derecho,
pero al final, es camino de muerte.” Proverbios 14:12.

Nos hace imaginar que estamos bien cuando no lo estamos.
El pecado tiene consecuencias, pero Dios ha provisto una solución para nuestro pecado: “Por que la paga del pecado es muerte, mientras que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro” (Romanos 6:23). Jesucristo, el hijo de Dios, nos amó tanto que se hizo hombre para librarnos de nuestros pecados (Juan 3:16). Él vino para identificarse con nosotros en nuestra humanidad y nuestra debilidad, pero lo hizo sin ser manchado por nuestro pecado, el engaño de nosotros mismos, y nuestras fallas morales.

“Por tanto, tenía que ser hecho semejante a sus hermanos en todo, a fin de que llegara a ser un misericordioso y fiel sumo sacerdote en las cosas que a Dios atañen, para hacer propiciación por los pecados del pueblo. Pues por cuanto El mismo fue tentado en el sufrimiento, es poderoso para socorrer a los que son tentados.” Hebreos 2:17-18.

“Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino uno que ha sido tentado en todo como nosotros, pero sin pecado.
Por tanto, acerquémonos con confianza al trono de la gracia para que recibamos misericordia, y hallemos gracia para la ayuda oportuna.” Hebreos 4:15-16.

Cristo murió en la cruz como el único justo que podía pagar la penalidad por nuestros pecados que demandaba la santidad de Dios.

“Al que no conoció pecado, le hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos justicia de Dios en El.” 2 Corintios 5:21.

En la cruz Él asumió el infierno que merecemos para ganar para nosotros el cielo que no merecemos.
Jesucristo se levanto de la tumba venciendo al pecado y conquistando la muerte. “Porque yo os entregué en primer lugar lo mismo que recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras”. 1 Corintios 15:3-4.

“Pero cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: DEVORADA HA SIDO LA MUERTE en victoria. ¿DONDE ESTA, OH MUERTE, TU VICTORIA? ¿DONDE, OH SEPULCRO, TU AGUIJON? El aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la ley; pero a Dios gracias, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.” 2 Corintios 15: 54-57.

Cuando Cristo murió en la cruz por nosotros, dijo: “Consumado es” (Juan 19:30). La palabra griega que se tradujo “consumado” se escribía comúnmente sobre los certificados de deuda cuando eran cancelados.
Quería decir “pagado por completo”.
Cristo murió para que el certificado de deuda, que consiste en todos nuestros pecados, pudiera ser marcado de una vez por todas, “pagado por completo”.
Solo cuando Cristo se hace cargo de nuestros pecados podemos entrar al cielo.
No podemos pagar nuestra propia entrada. Jesús dijo: “Nadie viene al Padre sino por mí” (Juan 14:6). “En ningún otro hay salvación [sino Jesús], porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres mediante el cual podamos ser salvos” (Hechos 4:12).
La muerte de Cristo en la cruz, y su resurrección, es el puente que cruza el abismo que nos separa de Dios. Debido a la expiación de nuestros pecados por Cristo, Dios nos ofrece libremente el perdón: “No nos trata conforme a nuestros pecados ni nos paga según nuestras maldades. Tan grande es su amor por los que le temen como alto es el cielo sobre la tierra. Tan lejos de nosotros echo nuestras transgresiones como lejos del oriente esta el occidente” Salmo 103:10-12.
Para ser perdonados debemos reconocer y arrepentirnos de nuestros pecados. “Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonara y nos limpiara de toda maldad” (1Juan 1:9).
Cristo les ofrece a todas las personas el don del perdón, la salvación y la vida eterna: “El que tenga sed, venga; y el que quiera tome gratuitamente del agua de la vida”. (Apocalipsis 22:17).
No hay ninguna obra de justicia que nosotros podamos hacer que nos obtenga un lugar en el cielo (Tito 3:5). Venimos a Cristo con las manos vacías. No podemos tomar ningún reconocimiento por la salvación: “Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, no por obras, para que nadie se jacte” (Efesios 2:8-9).
Este regalo no puede ser ganado o logrado. No depende de nuestro merito o esfuerzos, sino solamente en el generoso sacrificio de Cristo por nosotros.
Ahora es el momento para arreglar las cosas con Dios. Confiese sus pecados y acepte el sacrificio que Jesucristo hizo en su nombre.
Usted ha sido creado para una persona y un lugar. Jesús es la persona y el cielo es el lugar. Los dos forman un paquete-vienen juntos. No puede llegar al cielo sin Jesús, o a Jesús sin el cielo.
“Busquen al Señor mientras se deje encontrar, llámenlo mientras esté cercano” (Isaías 55:6). Si usted acude a Cristo para que lo salve, tendrá toda la eternidad, en el nuevo cielo y en la nueva tierra, para estar gozoso de que lo hizo.




Fuente: El Cielo - Randy Alcorn

domingo, 15 de marzo de 2009

Todo comienza con Dios

Porque todo, absolutamente todo en el cielo y en la tierra, visible e invisible... todo comenzó en él y para los propósitos de él.
Colosenses 1:6 (PAR)
A menos que se dé por hecho la existencia de Dios, la búsqueda del prósito de vivir no tiene sentido.
Bertrand Russell, ateo.
No se trata de vos.
El propósito de tu vida excede en mucho a tus propios logros, a tu tranquilidad o incluso a tu felicidad. Es mucho más grande que tu familia, tu carrera o aun tus sueños y anhelos más vehementes. Si deseas saber por qué te pusieron en este planeta, debes empezar con Dios. Naciste por su voluntad y para su propósito.
La búsqueda del propósito de vivir ha intrigado a la gente por miles de años. Eso ocurre porque solemos empezar por el punto de partida errado: nosotros mismos. Nos hacemos preguntas egoístas como: ¿Qué quiero ser?, ¿Qué debo hacer con mi vida?, ¿Cuáles son mis metas, mis anhelos, mis sueños con el futuro? Enfocarnos en nosotros mismos nunca podrá revelarnos el propósito de nuestra vida. La Biblia dice: “En su mano esta la vida de todo ser viviente” Job 12:10.
Contrario a lo que te dictan muchos libros conocidos, películas y seminarios, no encontraras el sentido de tu vida buscando en tu interior. Es muy probable que lo hayas intentado. No te creaste a tu mismo, por lo tanto no hay manera de que puedas decirte para qué fuiste creado. Si yo te entregara un invento que nunca has visto, no sabrías para que sirve ni tampoco el ingenio te lo podría decir. Sólo el inventor, o el manual de instrucciones, podría revelarte el propósito de dicho invento.
En una ocasión me perdí en las montañas. Me detuve a preguntar cómo llegar al campamento y la respuesta fue: “No puedes llegar hasta allí desde este lugar. ¡Tienes que empezar por el otro lado de la montaña!” De igual manera, no puedes llegar a la conclusión de tu existir centrándote en ti mismo.
Dios es tu punto de partida, tu creador. Existes tan solo porque él desea que existas. Fuiste creado por Dios y para Dios, y hasta que lo entiendas, tu vida no tendrá ningún sentido. Sólo en él encontramos nuestro origen, nuestra identidad, nuestro destino. Cualquier otra ruta termina en un callejón sin salida.
Muchos tratan de usar a Dios para su propio beneficio, pero eso es antinatural y esta condenado al fracaso. Fuiste creado para Dios, no al contrario; la vida consiste en permitir que él te use para sus propósitos y no que tu lo uses a él para los tuyos.
La Biblia dice: “Obsesión con si mismo en estos asuntos es un callejón sin salida: la atención a Dios nos guía a una vida libre y espaciosa” Romanos 8:6 (PAR).
He leído muchas obras que me ofrecen diferentes maneras de descubrir el propósito de mi vida. La mayoría se pueden clasificar como libros de “autoayuda”, porque abordan el tema desde una perspectiva egoísta. Los libros de autoayuda, incluidos los cristianos, ofrecen por los general los mismos pasos a seguir para que logres encontrar el propósito de la vida: Piensa en tus sueños; Define tus valores; trázate metas; averigua cual es tu fuerte; apunta a la cima, ¡alcánzala!; se disciplinado; cree en ti mismo para lograr tus metas; involucra a otros; nunca te des por vencido.
Muchas veces estas recomendaciones llevan al éxito. Por lo general puedes lograr alcanzar una meta si pones todo tu empeño. ¡Pero tener éxito y cumplir el propósito de tu vida son dos temas muy distintos! Podrías alcanzar todas tus metas y ser un triunfador de acuerdo con los estándares del mundo, y aun axial no saber la razón para la cual Dios te creó. Por eso necesitas más que un asesoramiento de autoayuda. La Biblia dice: “La autoayuda no es eficaz en todo. El sacrificio es el camino, mi camino, para encontrarte a ti mismo, a tu verdadero yo”. Mateo 16:25.
¿Cómo descubres, entonces, el propósito para el que fuiste creado? Tienes sólo dos opciones. La primera es especular. La mayoría prefiere ésta. Hacen conjeturas, adivinan, teorizan. Cuando la gente dice: “Yo siempre he pensado que la vida es…”, en realidad quiere decir: “Esta es la mejor suposición que se me ocurre”.
Durante miles de años, grandes filósofos han especulado y discutido acerca del sentido de la vida. La filosofía es un tema importante y tiene su utilidad, pero cuando hay que definir el sentido de la vida, aun los filósofos más sabios especulan.
El Dr. Hugo Morread, profesor de filosofía de la Universidad Northeastern de Illinois, en una ocasión escribió a 250 de los más reconocidos filósofos, científicos, escritores e intelectuales del mundo, preguntándoles: “¿Cuál es el sentido de la vida?”, para después publicar las respuestas en un libro. Algunos dieron las mejores respuestas que pudieron, otros admitieron que acababan de plantearse la razón de vivir y otros fueron mas sinceros en responder que no tenían ni la menor idea. ¡En efecto, varios le pidieron al profesor Morread que les escribiera de vuelta y les dijera si había encontrado la razón de vivir!
Afortunadamente hay una alternativa a la especulación acerca del significado y el propósito de vivir, y es la revelación. Podemos considerar lo que Dios revelo en su Palabra con respecto a la vida. La manera más fácil de entender el propósito de un invento es preguntarle al inventor de tu vida: Pregúntale a Dios.
Dios no nos dejo en medio de la oscuridad para andar a ciegas. Él reveló claramente en su Palabra sus cinco propósitos para nuestras vidas. La Biblia es nuestro manual de instrucciones el cual explica por qué estamos vivos, en que consiste la vida, qué evitar y que esperar del futuro. Enseña lo que ningún otro libro filosófico o de autoayuda. Afirma que: “La sabiduría de Dios… Proviene de lo profundo de su propósito… No es un mensaje novedoso, es lo que Dios determinó para nuestra gloria desde la eternidad”. 1 Corintios 2:7 (BAD).
Dios no es tan solo el punto de partida en tu vida, sino la fuente de ella. Debes ir a la Palabra de Dios, no a la sabiduría del mundo para descubrir el propósito de tu vida. Necesitas fundamentar tu existencia en las verdades eternas y no en la psicología de moda, la motivación del éxito o en testimonios emotivos. La Biblia afirma: “Es en Cristo que sabemos quienes somos y para que vivimos. Mucho antes que oyéramos de Cristo, él nos vió y nos diseño para una vida gloriosa, parte de su propósito general en el que trabaja en todo y para todos”. Efesios 1:11 (BAD).
Este versículo muestra tres revelaciones para tus propósitos:
Encuentras tu propósito e identidad al tener una relación con Jesucristo.
Dios pensó en ti mucho antes que tú en él. Lo que designó para ti precede al momento en que fuiste concebido. Lo planifico desde antes de que existieras, ¡y sin tu participación! Puedes elegir tu carrera, tu cónyuge, tus pasatiempos y muchos otros componentes de tu vida, pero no te toca escoger tu propio designio.
El propósito de tu vida es parte de un designio cósmico mucho mas vasto, uno que Dios planeo para eternidad.
El novelista ruso, Andrei Bitov, creció bajo un régimen ateo comunista. No obstante, Dios captó su atención un día lúgubre. El cuenta que: “A mis veintisiete años, mientras viajaba en el metro, en Leningrado (ahora San Petersburgo), me embargó una angustia tan grande que parecía que la vida se me detenía de súbito, el futuro se tornaba incierto y todo perdía significado. Repentinamente, como de la nada, apareció una frase que rezaba: La vida sin Dios carece de sentido. Para asombro mió empecé a repetirla y me deje llevar por esa frase, como si fuera trasladado a trabes de una escalera. Al salir del metro me encontré con la luz de Dios.”

Solo encontrando a Dios y aceptando su sacrificio por nosotros encontramos sentido a nuestras vidas!
Fuente: Una vida con próposito - Rick Warren

miércoles, 25 de febrero de 2009

Especialmente hecho


Eres quien eres por una razón,

Eres parte de un plan minucioso,

Eres criatura singular, diseño hermoso,

Llamado por Dios hombre o mujer.


Vas tras la búsqueda de una razón,

Errores no comete Dios,

Te entretejió en el vientre, no eres ilusión.

Eres justo lo que él quería hacer.


A quienes tienes por padres El eligió,

Pese a cómo te sientas por ello,

De acuerdo con Su plan los escogió,

Del Maestro llevan su sello.


No fue fácil encarar esa emoción,

Dios lloró al verte sufrir,

Lo permitió para formar tu corazón,

Para que a su semejanza puedas vivir.

Eres quien eres por una razón,

La vara del Maestro te formó,

Eres quien eres, por amor.


La verdad, ¡Hay un Dios!


Poema de Russel Kelfer.

Fuente: Una vida con propósito - Rick Warren


...según nos escogió en El antes de la fundación del mundo, para que fuéramos santos y sin mancha delante de El.

Efesios 1:4

martes, 27 de enero de 2009

Por gracia soy salv@

Este blog es con un propósito develar la verdad que Dios puso en mi vida hace un poco mas de un año y medio, exactamente el dia domingo 11 de marzo del 2007, mi vida dió un giro de 360º. Esta es la historia de mi 2do nacimiento, presten atención.
Ese día mientras estaba conectada al messenger, un amigo mio y ex compañero de colegio me escribio, preguntándome sobre mi vida y como me iba en la facultad, luego me pregunta sobre mi relacion con Dios y yo muy ignorante le contesto que siempre asistia a misa y que me portaba bien (crecí en una familia católica), entonces el me pregunta ¿adónde irias si murieras hoy? y yo no supe que contestar.
Me dijo que todos nacemos pecadores, ya que al comienzo Adán y Eva desobedecieron a Dios al comer el fruto del arbol prohibido, ademas crecemos con esa naturaleza pecaminosa ya que somos herederos de nuestros antepasados y que sin darnos cuenta estamos pecando contra nuestro Creador.
En las Sagradas Escrituras menciona: "Por cuanto todos pecaron, y no alcanzan la gloria del Señor" Romanos 3:23. Sabiendo esto Dios preparó un jucio final, al que todos asistiremos el día que muramos, El dijo: "Y así como está decretado que los hombres mueran una sola vez, y después de esto, el juicio" Hebreos 9:27.
Luego pregunte, ¿que puedo hacer para ir al cielo? y ahi me dijo que como Dios es amor y nos amó y ama tanto que envió a Su único Hijo a morir por mis pecados y los tuyos en la cruz (Juan 3:16) para que todo aquel que en El cree, no muera mas tenga vida eterna. "Mas Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aun pecadores, Cristo murió por nosotros." Romanos 5:8
Mi amigo me dió una oración, que luego de chatear todo con el, fui a mi pieza a orar esto: Padre celestial, vengo a Tí ahora por medio de Jesús. Creo que Jesús murió por mis pecados, que fue sepultado y que se levantó de la muerte. Perdóname mis pecados. Me arrepiento de todos ellos y te pido Jesús, a que entres en mi corazón y ser el Señor de mi vida. Toma control de mi vida. Yo quiero ser tu hijo. Gracias por salvar mi alma. Amén.
"Porque por gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no de vosotros, sino que es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe."
Efesios 2:8-9.
Ese día sentí que nací de nuevo, en verdad. Como El dijo: Respondió Jesús y le dijo: "En verdad, en verdad te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios". Juan 3:3 . Soy grata a nuestro Creador y El me salvó con el propósito de que por mi testimonio muchas personas puedan aceptar a Jesús como su salvador personal. Sólo Cristo salva.
"Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí." Juan 14:6
Acepten esa verdad, hoy mismo .. porque no sabemos el día de nuestra muerte, mañana puede ser tarde.